Comentario
En 1948, inmediatamente después de la creación del Estado de Israel, 400.000 palestinos abandonaron el país y se establecieron en Líbano, en donde vivieron, durante más de veinte años, en pobres campos de refugiados en los suburbios de Beirut. En 1968, la capital libanesa se convirtió en el Cuartel General de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), organización en la que estaban presentes más de once facciones políticas distintas.
La OLP encontró en Líbano una excelente base de operaciones contra Israel y otros objetivos internacionales. Al sur del país se crearon centros de adiestramiento y bases para atacar blancos más allá del confín israelí. En 1969, el presidente egipcio Nasser obligó al gobierno de Líbano a firmar los acuerdos de El Cairo y de Melkart, los cuales garantizaban a la OLP la autonomía de los campos de refugiados y de la línea del frente con Israel. Después del "septiembre negro" de 1970, el rey Hussein de Jordania expulsó del país a toda la infraestructura palestinense, que tuvo que trasladarse a Líbano.
Más de 150.000 palestinos, además de algunos miles de guerrilleros, se añadieron a los que ya había, desestabilizando el equilibrio político de la región. La falta de un fuerte poder central alarmó a los cristianos y musulmanes, que comenzaron a formar milicias armadas privadas para la defensa de sus intereses, mientras que el sur de Líbano caía bajo el completo control de la OLP.
Entre 1975 y 1976 el país fue sometido a una sangrienta guerra civil que puso fin a la secular paz entre las distintas etnias; el único resultado que se consiguió fueron 80.000 muertos y un Estado dividido en áreas bajo el control de las diferentes facciones. Además de estas divisiones, aparecieron en el país unidades de combate auxiliares sirias colocadas en áreas estratégicas. Siria consideraba por motivos históricos a Líbano como una parte de la "gran Siria", o al menos como un Estado obediente a las propias líneas políticas,
El objetivo primario de aquellos años, para la supervivencia del Estado de Israel, era el de intentar hacer seguro el propio confín al norte contra las presiones ejercidas por la OLP. El gobierno israelí se comprometió en una firme política dirigida a rechazar cualquier acción ofensiva adversaria intentando destruir las bases bien por medio de raid aéreos, bien por medio de contraofensivas puntuales.
El mismo dislocamiento en el sur de Líbano de la UNIFIL (United Nations Interim Force en Lebanon) demostró ser totalmente inadecuada para resolver los problemas de la región.
En 1981, la presión de la OLP se hizo decididamente dura, sometiendo a las ciudades del norte de Galilea a violentos bombardeos de artillería y de baterías de misiles. Un intento del enviado especial americano Philip Habib de mediar en el cese del fuego entre los dos contendientes apenas dio resultados.
El gobierno israelí comenzó a considerar varias posibilidades de acción militar con la finalidad de arrancar a la OLP del sur de Líbano: el resultado fue un proyecto de acción ofensiva de invasión conocido con el nombre de "Peace for Galilea", Paz en Galilea.
El ataque se produjo el 6 de junio de 1982. El avance se produjo según tres directivas principales: la primera, a lo largo de la costa, desde el confín de Israel hacia el norte, a través de Tiro, Sidón, Damour y ocasionalmente Beirut; la segunda, el sector central, a través del castillo de Beaufort, Nabatiyeh con Jezzine como objetivo inicial; la tercera, el sector este, hacia Hasbaiya y el lago Qaraoum con la finalidad de contener un eventual ataque sirio en el valle de la Beka'a.
La acción consistía en un rápido avance a lo largo de la directiz costera superando los mayores centros de la OLP y, al mismo tiempo, cortando la retirada a través del valle de la Beka'a; a continuación, el ejército israelí (IDF, Israeli Defense Force) habría procedido a la destrucción de las bases, sobrepasadas con anterioridad y de las guarniciones de la OLP.
El ataque a lo largo de los distintos sectores se abrió con un intenso fuego de preparación de la artillería y un raid aéreo contra objetivos precedentemente definidos. No todo fue bien desde el comienzo; la velocidad, elemento esencial, faltó decididamente. A lo largo de la única vía costera, las unidades de la IDF se encontraron inmersas en un denso tráfico, nota común a toda la operación y, además, la carretera estaba llena de frutales que ofrecían una buena mimetización a los destacamentos antitanques de la OLP. Su resistencia fue determinante, aunque con frecuencia estaba falta de organización.
En los alrededores de Tiro se produjeron numerosas emboscadas y encuentros violentos, aunque la ciudad fue aislada en diez horas. Incluso en el frente central, el avance fue ralentizado por la congestión del tráfico, el castillo Beaufort fue ocupado después de violentos encuentros de infantería continuando hacia Nabatiyeh, mientras un caza israelí A-4 fue abatido sobre la ciudad por un misil portátil SA-7.
Durante el segundo día, el avance continuó según las directrices marcadas: en el campo de refugiados de Ein el Hilweh, cerca de Sidón, se produjeron violentísimos encuentros que obligaron a la IDF a retirarse tres veces. En los encuentros se utilizaron unidades de elite de la OLP.
Los combates en el campo de refugiados fueron especialmente difíciles, ya que se trataba de periferias urbanas muy pobladas en las que los bunker y las posiciones fortificadas se solapaban a edificios comunes y carreteras con frecuencia poco anchas.
El uso de la aviación y de la artillería era del todo imposible, por lo que para expulsar al adversario era necesario el combate casa a casa. El avance hacia el norte pudo continuar sólo después de que se encontrara una vía secundaria.
El 8 de junio, en el frente central se produjo un encuentro acorazado entre unidades israelíes y sirias por el control del importante nudo de carreteras de Jezzine, resuelto con la victoria de los atacantes; al anochecer controlaban ya la ciudad.
El avance prosiguió incluso el día 9, alcanzando la ciudad de Damour, ciudad transformada en fortaleza, que caerá también después de violentos combates. Hacia la tarde, las unidades acorazadas del pueblecito de Ein Zehalta, en las montañas del Shouf, cayeron en una emboscada preparada por una brigada acorazada siria; duramente derrotadas perdieron, de momento, la posibilidad de controlar la autopista Beirut-Damasco.
Durante todo el día se produjeron encuentros aéreos en los que la aviación israelí obtuvo una discreta supremacía. Después de algunos encuentros en la ciudad de Khalde, la IDF tomó el aeropuerto internacional y la periferia de Beirut.
El lento avance, contrariamente a los planes previstos, permitió a muchos combatientes de la OLP retirarse hacia la capital, mientras que en el sur, la IDF se encontraba implicada en la destrucción de las bases y de la infraestructura enemiga. El 22, los israelíes atacaron a los sirios y a la OLP en las ciudades de Bham-doun, Mansouriey y Aley (con la intención de bloquear la autopista Beirut-Damasco) obligándoles a retirarse después de duros combates. Beirut estaba casi cercada, aunque aún no podía decirse que hubiera sido una victoria; en las ciudades quedaban todavía 14.000 combatientes apoyados por un contingente de voluntarios enviado por el Ayatollah Jomeini.
Los días siguientes estuvieron marcados por un violento intercambio de disparos entre la artillería de ambos bandos, pero quien sufrió más daños fue, sin duda, la población civil. La ofensiva prosiguió con la ocupación del aeropuerto internacional después de sufrir el más cruento encuentro desde el comienzo de la invasión; la etapa siguiente era la destruida Duzai y al norte, el puerto de Junieh.
Los campos de Bourj el Barajineh, Sabra y Shatila fueron destruidos por su vinculación con el Cuartel General de la OLP en la ciudad. La reacción de las naciones occidentales a esta operación, ampliamente documentada por los mass media, fue decididamente negativa; muchos gobiernos condenaron la acción de Israel por su intromisión en los asuntos internos de Líbano. Incluso en Israel, una parte de la opinión pública comenzó a oponerse a esta ofensiva, que se extendía ya más allá de los 40 kilómetros del proyecto original.
El 19 de agosto, después de varias presiones internacionales, la dirección estratégica de la OLP aceptó la propuesta de retirarse bajo la supervisión de una fuerza multinacional.
Italia, Francia y Estados Unidos enviaron una fuerza armada que permitió, bajo su propio control, la salida de las unidades de la OLP hacia otros países de Medio Oriente.
El día 21, el primer contingente de la OLP abandonó Beirut: el asedio había terminado. Ambos contendientes proclamaron su respectiva victoria: los israelíes, porque habían retirado el peligro del norte de sus fronteras; la OLP, porque había sobrevivido.
Al marchar la OLP, el Líbano parecía predispuesto a abrir un nuevo capítulo de su propia historia, pero muchos problemas permanecían todavía sin resolver, semilla durante los siguientes meses de nuevos lutos para la nación.
El armamento ligero utilizado por los combatientes de la OLP era muy heterogéneo, formado esencialmente por armas fabricadas por países del bloque oriental en varias versiones, especialmente AK 47 y AKM, sobre todo de producción china, soviética, húngara y búlgara, fusiles "de ciego" Dragunov calibre 7,62 x 54 R, ametralladoras ligeras RPD y lanzamisiles RPG utilizados tanto contra los vehículos acorazados como contra la artillería ligera.
El Dragunov es un fusil semiautomático de recuperación de gas que deriva, con las oportunas modificaciones, del AK 47. Posee un cargador para 10 cartuchos y utiliza una munición muy potente, el cartucho 7,62 x 54 R, comparable al americano 30-06. Su alcance útil es de unos 800 metros y, en manos de expertos, es capaz de acertar a dianas muy pequeñas. Este arma, distribuida entre las fuerzas armadas de los Países del Este durante los años setenta y comprada por países simpatizantes de la OLP, vio en los combates en el interior de las ciudades un uso proporcional a sus propias características. En muchos casos, tiradores de élite de la OLP, apostados en fábricas o en las ruinas de la ciudad, fueron capaces de reducir y provocar numerosas pérdidas, incluso a gran distancia, a las unidades de infantería israelí. Los Dragunov utilizaban municiones con bala pesada desarrollada para el tiro de precisión identificables por la punta amarilla del proyectil.
Por lo que se refiere a las armas de base en dotación al IDF, en la mayor parte de los casos se trataba de fusiles M 16 en diversas versiones, y del fusil de fabricación israelí Galil calibre 5,56 mm. El Galil, derivado del proyecto Kalashnikov, ha demostrado ser capaz de mantener algunas buenas cualidades propias de su origen, como la fiabilidad, la robustez y la facilidad de mantenimiento, con el añadido de algunas soluciones relevantes para usos operativos.
Puede ser interesante citar, por ejemplo, la adopción de la mira de trizio, mucho más útil en los combates nocturnos, y de la culata metálica de muleta, mucho más robusta que la de plástico del M 16 que se utilizaba para abatir las puertas, cosa que ocurrió muy raramente durante la operación "Paz en Galilea", y la realización del arma con cañón de 460 ó 320 mm según el uso que se quisiera hacer del arma. La versión más corta era mucho más compacta gracias a la culata plegable, y estaba en dotación en los vehículos acorazados, en los helicópteros y en el personal de retaguardia. La misma adopción del bipie con la versión normal ha permitido algunas veces un uso más provechoso del fusil sin quitarle manejabilidad.
El Galil se reveló un arma muy robusta, e incluso gracias a su peso, precisa en el tiro a ráfaga.
En relación con el M 16 A1, el fusil de asalto israelí es más fiable y, además, más fácil de limpiar, factor que no hay que despreciar en el Medio Oriente, en donde debido a la gran cantidad de arena, las armas necesitan un mantenimiento constante. Como última cosa, a posteriori, se puede subrayar que ambas formaciones han demostrado buenas dotes de combatividad a pesar de que los cuadros de oficiales de la OLP han puesto de relieve algunas lagunas en relación con el mando y la organización.